Chocolate Dubái y matcha: cuando una moda en redes desata una crisis logística

Estos fenómenos virales nos muestran cómo las tendencias digitales no solo dictan nuevas preferencias de consumo, sino que también reconfiguran las cadenas logísticas y retan la capacidad de respuesta de los exportadores en todo el mundo.
Un chocolate, un té y un par de videos virales bastaron para poner en jaque a cadenas de suministro globales. Como el caso del chocolate Dubái y la fiebre del matcha: dos productos que, impulsados por su popularidad en redes sociales, provocaron una demanda inesperada de pistachos y té verde a nivel mundial.
Lo que empezó como una moda en internet terminó afectando toda la cadena de suministro, desde los productores agrícolas hasta los mercados internacionales. “Cuando un producto se vuelve viral, la demanda crece de forma inesperada y los productores y exportadores enfrentan nuevos retos. Pero también nuevas oportunidades, si saben cómo prepararse”, mencionó la Dra. Bertha Martínez Cisneros, Coordinadora de la Licenciatura en Logística Internacional de CETYS Universidad Campus Mexicali.
De una moda viral a una crisis en la cadena de suministro
El conocido chocolate Dubái, elaborado con pistachos y chocolate blanco, se popularizó rápidamente gracias a su presentación elegante y su asociación con un estilo de vida aspiracional. En cuestión de semanas su fama se extendió por plataformas como TikTok e Instagram, impulsando una demanda global que pocos anticiparon. La Experta CETYS, explica que los efectos de dicha viralización se vieron reflejados en los precios del pistache, los cuales se dispararon, “Los principales países productores se vieron forzados a aumentar su producción de manera acelerada. Lo que parecía una moda de temporada terminó poniendo en tensión a toda una cadena agrícola y logística que no estaba preparada para un cambio tan rápido”.
En menos de un año, el precio del pistacho subió más de 35 %, pasando de 7.65 a 10.30 dólares por libra. La demanda desbordada dejó a los productores enfrentando una presión inusual para abastecer a un mercado que no dejaba de crecer. La fiebre por el chocolate Dubái provocó escasez de pistachos de calidad y afectó a otras marcas de chocolate premium, que vieron limitada su producción o tuvieron que ajustar sus precios ante la falta de materia prima.
Martínez Cisneros señaló que en Japón ocurre algo similar con el matcha: su popularidad, impulsada por TikTok y el turismo, disparó la demanda, especialmente en regiones como Uji. Muchos pequeños productores no han podido mantener el ritmo sin afectar la calidad, lo que ha generado escasez, alzas de precios y presión en toda la cadena de suministro. “Las tendencias digitales pueden alterar en meses lo que antes tomaba años”.
¿Cómo pueden prepararse los exportadores ante este tipo de tendencias?
La viralización de productos como el chocolate Dubái y el matcha demuestra que hoy los exportadores necesitan más que un buen producto: requieren agilidad, visión y cadenas logísticas flexibles. Prepararse para un aumento repentino en la demanda implica monitorear tendencias en redes sociales, construir inventarios estratégicos y fortalecer alianzas logísticas que permitan reaccionar con rapidez. En un entorno donde una publicación puede cambiar las reglas del juego, la capacidad de respuesta se ha vuelto una ventaja competitiva clave.
Para enfrentar estos fenómenos, los exportadores deben vigilar constantemente las tendencias digitales, diseñar cadenas de suministro flexibles, crear inventarios estratégicos en puntos clave y fortalecer la comunicación con socios y clientes. Más allá de aumentar la producción, es fundamental anticipar cambios, adaptar operaciones y proteger la calidad ante mercados que pueden multiplicar su demanda en cuestión de semanas.
Cuando la logística tiene que moverse al ritmo de una moda global
Cuando un producto se convierte en una tendencia global, la logística es de las primeras en verse bajo presión. Responder con rapidez sin comprometer la calidad implica enfrentar retos como escasez de materia prima, plazos de entrega más cortos y aumento en los costos. Muchos productores no tienen la infraestructura necesaria para escalar tan rápido, lo que genera cuellos de botella, retrasos y pérdida de oportunidades.
“Ante una explosión de demanda, los principales retos para los exportadores son incrementar la producción sin comprometer la calidad, evitar retrasos y cuellos de botella en toda la cadena logística, y mantener precios estables pese a la escasez. Cada uno de estos factores es clave para no afectar la imagen del producto y garantizar su éxito sostenido en nuevos mercados” agregó la Dra. Martínez Cisneros.
La logística y la planificación: claves para evitar una crisis de suministro
La logística se ha convertido en una herramienta estratégica para anticipar riesgos y sostener operaciones en mercados cada vez más volátiles. Para evitar que un aumento inesperado en la demanda termine en una crisis de suministro, las empresas necesitan construir cadenas de suministro resilientes: planificar de manera colaborativa, usar modelos predictivos de demanda, negociar contratos logísticos más flexibles y diversificar sus fuentes de abastecimiento.
Tener planes de contingencia no es un lujo, sino que define el éxito o fracaso de un producto en el mercado internacional. Una buena planeación logística permite: Reaccionar a cambios de demanda rápidamente, evitar quiebres de stock en mercados clave, proteger la reputación del producto y de la marca y asegurar que la expansión de mercado sea sostenible y ordenada.
Adaptarse rápido: la diferencia entre competir y quedarse atrás
Las tendencias digitales han acelerado la velocidad a la que los mercados cambian. Para los exportadores, esto representa tanto un reto como una oportunidad. Quienes logren adaptarse rápidamente, con logística flexible, planeación estratégica y visión global, podrán no solo satisfacer una demanda inmediata, sino también consolidar su presencia en mercados internacionales a largo plazo. En un entorno donde un solo video puede transformar la historia de un producto, estar preparados ya no es una opción: es una necesidad para competir y crecer.
Foto: Especial.